Informe CEPAL-OIT: Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe (nº23): La dinámica laboral en una crisis de características inéditas: desafíos de política

Informe Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, publicación elaborada en forma conjunta por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Oficina para el Cono Sur de América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con motivo de que en 2020, la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) asestó un golpe sin precedentes a las economías y los mercados laborales de América Latina y el Caribe.
Para reducir la propagación de la enfermedad, la mayoría de los países de la región tomaron medidas para frenar los contagios, mediante la paralización de actividades económicas y la restricción de la movilidad de las personas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha proyectado que esta situación provocará la peor contracción del producto de la región de la historia (estimada en 9,1% en 2020), lo que ha tenido y tendrá profundas consecuencias laborales y sociales.
Para enfrentar esta situación, los Gobiernos de la región reaccionaron rápidamente mediante el diseño y la aplicación de varios instrumentos y políticas de apoyo a nivel macroeconómico y laboral.
Esta crisis volvió a poner en evidencia la existencia de un sector informal sin acceso a seguridad social y, por lo tanto, muy vulnerable ante estos choques.
Entre los trabajadores independientes, el fuerte impacto sufrido se debió a su dependencia de la cercanía física para poder ofrecer sus servicios o productos y a la imposibilidad de realizar tareas en la vía pública; en el caso de los asalariados informales, a la falta de protección que implica un contrato de trabajo informal, que además está relacionada con la exclusión de instrumentos de apoyo como los seguros de desempleo. En este sentido, la crisis tuvo un fuerte impacto regresivo, que las medidas de apoyo focalizado para los grupos de bajos ingresos solo lograron atenuar de forma parcial.
Se estima que los mayores efectos se sintieron en el segundo trimestre del año con una pérdida de aproximadamente 47 millones de empleos en el conjunto de la región con respecto al año anterior. Gran parte de las personas que perdieron su trabajo no encontraron oportunidades para una pronta reinserción laboral o, al no poder buscar empleo debido a las restricciones a la movilidad, se retiraron de la fuerza laboral. Por ello, las pérdidas de empleo solo se expresaron parcialmente en un aumento de la desocupación abierta, que se incrementó del 8,9% en el segundo trimestre de 2019 al 11,0% en el segundo trimestre de 2020.