Herramientas digitales al servicio de la integración social de las personas mayores
Pero esta crisis sanitaria tiene más caras de las que las vacunas pueden tratar. Esta también es una crisis emocional.
“Los adultos mayores tenemos mucho miedo. De repente uno dice ‘esto es una condena de muerte’”, explica Ana Lobos. Ella, chilena de 80 años, al igual que mucha gente mayor en el mundo, se ha visto desproporcionadamente afectada por la COVID-19.
Desde la mirada de una persona mayor, envejecer durante la pandemia puede verse y sentirse muy diferente. Las tasas de mortalidad para las personas de más de 80 años son cinco veces el promedio mundial, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estima, además, que el 66% de las personas mayores de 70 años tienen al menos una patología, lo que las coloca en un riesgo todavía mayor frente al virus.
Pero esta crisis sanitaria tiene más caras de las que las vacunas pueden tratar. Esta también es una crisis emocional.
El aislamiento de las personas mayores, que ha aumentado por las cuarentenas y la restricción de la movilidad, está afectando su salud mental. La COVID-19 ha cambiado sus rutinas diarias, generando una serie de consecuencias negativas en su calidad de vida: desde la soledad, la falta de acceso a servicios hasta los impactos en su economía. La atención y el apoyo que reciben también se ha visto afectada, pues los sistemas de salud están saturados.
El quiebre de los espacios de socialización y participación los ha llevado a una desconexión personal y virtual del debate social.
LA TECNOLOGÍA NO PUEDE REEMPLAZAR EL CONTACTO, PERO NOS ACERCA
“Tenemos un grupo de Whatsapp y muchas veces alguien pide ayuda y dice ‘llama a este número’ o ‘hazle esto’”, dice Beatriz Ibarra, de 57 años. Ella cuida a su padre de 82 años a tiempo completo, quien padece Alzheimer. Las aplicaciones móviles de mensajería han sido una fuente fundamental para compartir conocimientos y técnicas entre cuidadoras durante la pandemia.
Abordar la creciente dependencia tecnológica de nuestro mundo es un reto. Y las personas mayores son tal vez quienes más apoyo necesitan en este desafío.
No en vano, el tema del Día Internacional de las Personas de Edad de este año 2021 fue “Equidad digital para todas las edades”. La digitalización, tengas la edad que tengas y vivas donde vivas, amplía las oportunidades de todas las generaciones en beneficio del conjunto de la sociedad.
EN CHILE NO ESTAMOS EN “MUTE”
La pandemia ha golpeado duramente a las personas mayores en Chile, en donde las tasas de suicidio en este segmento de la población son las más altas del país. Según datos recientes, el 35,3% de personas de edad ha sentido que le falta compañía, el 50% señala sentirse excluido de los demás y el 25% no cuenta con una red de apoyos.
Se proyecta que en 2030 Chile será la nación latinoamericana con mayor proporción de personas mayores, según cifras de la División de Población de la CEPAL.
Por otro lado, en el país, del año 2016 al 2020 el número de adultos mayores con conexión a internet casi se duplicó: subió de un 38% al 63%, respectivamente.
“Ha habido un acercamiento obligado [a las tecnologías] que ha generado cosas beneficiosas. Creo que la brecha digital se ha acortado”, dice Soledad Carvacho de 70 años, directiva de la Mesa Coordinadora Nacional por los Derechos de las Personas Mayores en el país.
En este contexto nace el Proyecto NODO*: una red que mejora la protección e inclusión social de las personas mayores a través de las tecnologías de la información.
NODO es una red de servicios sociales. Cuenta con plataformas educativas para cuidados, publicaciones temáticas, cursos de aprendizaje online para cuidadores y un sitio web que reúne los principales servicios sociales a la población mayor en los distintos territorios.
NODO: INNOVACIÓN DIGITAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA
A la luz de las primeras consecuencias negativas de la COVID-19, en mayo del 2021 el proyecto reorientó su acción inicial para fortalecer y acompañar la respuesta del gobierno chileno. El objetivo era mitigar los efectos de la pandemia en la población mayor.
El resultado: la Plataforma NODO Emergencia, un nuevo servicio social digital que vincula, deriva y gestiona las peticiones de las personas mayores y sus familias con una red institucional de apoyo presente en todo el país.
Un equipo multidisciplinario se encarga de recibir, gestionar y canalizar peticiones de acuerdo a la oferta de actores del ámbito público y organizaciones que se encuentren disponibles para dar una respuesta rápida y resolutiva.
La iniciativa ha permitido apoyar de manera directa a más de 46.000 personas, reforzando el valor de las alianzas como elemento esencial de la inclusión social y poniendo el uso de las tecnologías como un mecanismo clave para enfrentar los desafíos de este nuevo escenario.
MÁS ALLÁ DE LA PANDEMIA: UNA RED DE SOPORTE DIGITAL PERMANENTE
“Para mí lo fundamental es tener a la persona en el centro [de la protección social]”, afirma Ignacio Arriagada, de 68 años.
El desafío de incrementar los niveles de inclusión y protección social de las personas mayores requiere de una respuesta integral.
Así surge Ecosistema NODO, que complementa al servicio NODO Emergencia, y que tiene el objetivo de generar y fortalecer entornos de protección social de las personas mayores.
El Ecosistema Nodo contempla tres servicios digitales: NODO 60+, una app (aplicación) comunitaria que acerca los servicios sociales públicos a la gente mayor como subsidios, así como también genera vínculos con sus familiares; MecuidoTecuido, una comunidad digital de cuidadores y cuidadoras que opera como una red de soporte de capacitación y de autocuidado; Siempreaprendiendo, cuyo objetivo es ofrecer herramientas para capacitar a las instituciones públicas y privadas ligadas a la gestión y asistencia de personas mayores.
Mafalda Galdames tiene 68 años y es socia fundadora y secretaria general de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI). Ella explica que las mujeres campesinas de su región no sabían utilizar las tecnologías, pero ahora sus reuniones son virtuales. “Hemos hecho incluso seminarios online, cosa que para nosotras era una cosa lejana, terrible”, dice.
HACIA LA DÉCADA DE ENVEJECIMIENTO SALUDABLE
La COVID-19 no cambió el hecho de que el envejecimiento sigue siendo una tendencia mundial importante que afecta a todos los países, aunque a diferentes ritmos y niveles, y refleja logros significativos del desarrollo humano como la mejora de la salud, mayor longevidad y menor mortalidad.
Se estima que el número de personas mayores en todo el mundo se duplique en las próximas tres décadas, llegando a más de 1.500 millones en 2050. El 80% de ellas vivirá en países de ingresos bajos y medianos.
En este sentido, la ONU ha decretado la Década de Envejecimiento Saludable (2021-2030), que aúna los esfuerzos del sector público y privado en aras de mejorar la vida de estas personas y las de sus familias y comunidades.
La experiencia del proyecto NODO muestra que las herramientas digitales lo pueden hacer posible. Si las personas mayores pueden acceder a las nuevas tecnologías, aprenderlas y utilizarlas, estarán mejor equipadas para ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
* El Proyecto NODO es una iniciativa liderada por el PNUD en Chile y en cuyo diseño e implementación participan la Oficina del Coordinador Residente, la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), implementada de forma conjunta con el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA). El proyecto cuenta con financiamiento de Joint SDG Fund, un mecanismo interinstitucional de la ONU para el apoyo integrado de políticas y la financiación estratégica.